En realidad no vivimos en una época con mayor ansiedad de la que experimentaron nuestros antepasados. La ansiedad siempre ha estado ahí, como parte de nuestra biología. (Crédito de la foto: uncafelitoalasonce) |
Es común asociar el estrés y la ansiedad a nuestra sociedad actual, no obstante el estrés y la ansiedad son tan antiguas como el hombre mismo.
Las culturas y sociedades ancestrales poseían tantos agentes estresantes
como la sociedad actual. Las invasiones que se dieron en la Europa Occidental por
parte de las tribus bárbaras y la extensión de la religión cristiana después de
la caída de la civilización griega y el surgimiento y caída del Imperio
Romano dan buena fe de ello. La pregunta es, ¿cómo se sentiría nuestra sociedad actual si de
pronto se viera invadida por hordas de gente agresiva de baja cultura y costumbres
primitivas? ¿Acaso no aparecerían trastornos de ansiedad? Claro está que en
aquella época no habían o habían muy pocas documentaciones al respecto, lo cual
no implica que no existieran los trastornos.
Por otro lado, ¿no era acaso estresante el hecho de poder morir de
cualquier enfermedad sin tener opción a una cura eficaz y comprobada? Las
personas se sometieron a tratamientos médicos primitivos y no comprobados como
la sangría (método médico que consiste en la extracción de sangre para curar
dolencias) hasta bien entrado el siglo XIX, a pesar de los riesgos de empeorar
la dolencia (o morir) y de carecer casi siempre de efecto curativo. Los
desastres de las grandes pandemias (vg. la gripe española,
también conocida como "la gran pandemia" de 1918, o la peste
negra que se extendió por toda Europa en 1348, matando a más de 25
millones de personas), son también una muestra fehaciente del desconocimiento
médico y la vulnerabilidad de morir en cualquier momento.
Traje que usaban los médicos durante la peste negra para no contagiarse (Crédito de la foto: Wikipedia) |
Es importante hacer una diferencia en cuanto a las circunstancias se
refiere. Si bien en épocas pasadas se vivían situaciones más estresantes (y
hasta aterradoras) en las que se debía enfrentar una situación de vida o muerte,
hay que hacer notar que en la actualidad esas catástrofes se siguen viviendo,
pero con una diferencia: existen principalmente en nuestra imaginación, lo que
probablemente nos hace ser más ansiosos. Es evidente que con
toda la tecnología y conocimientos al alcance de la era actual llevamos un
estilo de vida mucho más holgado y seguro (sobre todo seguro) que ninguna época anterior en la
historia del hombre, lo cual ha cambiado drásticamente nuestra
forma de pensar y hacer las cosas. Pero entonces, ¿por qué vivimos con tanta
ansiedad?
En realidad no vivimos en una época de ansiedad. No hay evidencia que
indique que tengamos más ansiedad de lo que tuvo un simple ciudadano de la Edad
Media o del Renacimiento. La ansiedad siempre ha estado ahí, como parte de
nuestra biología.
Aaron T. Beck, el famoso doctor creador de la Terapia Cognitivo-Conductual dijo: "ninguna condición mental ha afectado tan profundamente
a los seres humanos en todas las culturas como la ansiedad". Si bien las
circunstancias socio-culturales han cambiado a lo largo del tiempo, es claro que
las emociones aún no lo han hecho, y la ansiedad, como respuesta natural del
hombre, es una de esas emociones, más que común, intensa, y generadora de
muchos trastornos físicos y mentales que impiden una adaptación normal del
individuo. De ahí su importancia.
La ansiedad es sin duda una de las emociones que experimentamos con más
frecuencia. Forma parte de nuestro sistema de adaptación ya que también nos
motiva y nos impulsa a actuar; es parte de nuestro "cajón de herramientas"
adaptativas, pero también, como ocurre en cualquier sistema complejo, puede
fallar y producir malestar y desequilibrio físico y psicológico.
En nuestras culturas ha nacido incuestionablemente un interés especial por
los problemas de ansiedad. Este interés se debe a que la población de los
individuos que los padecen no sólo va en crecimiento, sino que además
experimentan un significativo malestar subjetivo, alteraciones del
funcionamiento físico y representan un gasto económico importante. Sobre de todo
este ambiente de alteración y desequilibrio también se plantea, por otro lado, el éxito que han tenido los
profesionales en el tratamiento de estos trastornos. Ya no vivimos en épocas oscuras y de ignorancia,
ahora hay métodos aceptables que ofrecen buenas posibilidades de curación. La
psicoterapia es (en especial la terapia cognitiva-conductual en conjunción con
el tratamiento farmacológico) una alternativa viable y comprobada de curación a
muchos tipos y formas de ansiedad patológica.
El problema con los trastornos de ansiedad está relacionado más bien con la
falta de interés que posee el afectado para curar su mal que con la falta de
éxito en los tratamientos. Es sabido que si no se recibe un tratamiento
adecuado y a tiempo (o se deja definitivamente al abandono) el problema tiende
a hacerse crónico con el tiempo, y en algunos casos empeora debido a la
aparición de un nuevo trastorno asociado al ya existente, como por ejemplo, el
caso de la depresión en sujetos obsesivos-compulsivos, o el alcoholismo en
sujetos con trastorno postraumático.
El consumo excesivo de alcohol o comida, así como el fumar, el insomnio y
los problemas sexuales son situaciones potenciales que pueden desarrollarse en
el transcurso de un trastorno de ansiedad. Los cuadros psicológicos por lo
general tienden a empeorar con el tiempo, no a mejorar. Por lo que se recomienda
su tratamiento lo antes posible.
En AnsiedadenControl creemos que mientras más aprendemos sobre
los problemas de ansiedad, más posibilidades tenemos de solucionarlos. La
biblioterapia es también una alternativa válida para empezar a tratar cualquiera
de los trastornos relacionados con la ansiedad.
NOTA: La información proporcionada en este sitio no sustituye ni equipara
el beneficio de una terapia en vivo. El propósito es única y
exclusivamente informar, lo cual es ya un beneficio enorme para cualquier lector
afectado, familiar de afectado o profesional interesado.
Gracias por leer.