Trastornos de ansiedad y otros trastornos: cuando el malestar no viene solo

La ansiedad rara vez aparece sola. Este artículo explora cómo se entrelaza con otros malestares emocionales, como la depresión, el consumo de sustancias o los trastornos de personalidad, y por qué entender esa conexión puede cambiar la forma en que nos percibimos.

La ansiedad no se expresa de forma aislada

Pensar que los trastornos de ansiedad funcionan como islas separadas es un error común. En la vida real, el malestar emocional suele ser más complejo: se mezcla, se transforma, se disfraza. Una persona con ansiedad puede también estar atravesando una depresión moderada, lidiar con una hipocondría o tener rasgos de personalidad que intensifican su padecimiento.

Esto no significa que todo se confunda, sino que los límites entre los diagnósticos son más porosos de lo que parecen. Lo importante no es encajar en una etiqueta, sino entender cómo se entrelazan los síntomas y los antecedentes que los definen.

Cuando los malestares se cruzan

Estudios recientes confirman lo que muchos terapeutas ya intuían: más del 75% de las personas con ansiedad también presentan otro tipo de trastorno emocional (Zhang, Ding & Chen, 2024). ¿Por qué ocurre esto?

  • Porque los síntomas se parecen: la inquietud, el insomnio, la dificultad para concentrarse pueden estar presentes en varios cuadros.

  • Porque un malestar puede provocar otro: la ansiedad puede llevar a la depresión, o la depresión puede intensificar la ansiedad.

  • Porque hay factores compartidos: la historia familiar, el entorno, la forma de relacionarse con el mundo pueden predisponer a varios tipos de sufrimiento.

Incluso el cuerpo participa: hay personas que desarrollan problemas gastrointestinales, dolores crónicos o dificultades para dormir que están ligados a la ansiedad, aunque no siempre se reconozcan como tales.

Ansiedad y consumo: ¿causa o consecuencia?

El vínculo entre ansiedad y consumo de sustancias es especialmente delicado. Algunas personas beben para calmar la ansiedad, otras desarrollan ansiedad como consecuencia del consumo. En ambos casos, el cuerpo intenta regular algo que no encuentra explicación. Por eso, más que juzgar, es importante comprender qué función cumple cada síntoma en la vida de quien lo padece.

¿Por qué importa entender esto?

Porque cuando los malestares se cruzan, el consejo y la orientación también deben hacerlo. No basta con tratar la ansiedad como si fuera un problema aislado. Hay que mirar el conjunto, escuchar al cuerpo, y construir un tratamiento que respete la complejidad propia de cada caso.

Referencias

  1. Zhang, S., Ding, F., & Chen, J. (2024). Comorbidity of anxiety and depression disorder among clinical referral patients: a longitudinal study based on network analysis. Current Psychology, 43, 20655–20667. https://doi.org/10.1007/s12144-024-05856-2

  2. McGrath, J. J., Lim, C. C. W., Plana-Ripoll, O., et al. (2020). Comorbidity within mental disorders: a comprehensive analysis based on 145,990 survey respondents from 27 countries. Epidemiology and Psychiatric Sciences, 29, e103. https://doi.org/10.1017/S2045796020000633

  3. Polimanti, R., Levey, D. F., Zhou, H., et al. (2024). Gene discovery and biological insights into anxiety disorders from a large-scale multi-ancestry genome-wide association study. Nature Genetics, 56(10), 1452–1463. https://doi.org/10.1038/s41588-024-01908-2