Ansiedad-rasgo y ansiedad-estado: ¿cuál es la diferencia?

Las personalidades ansiosas son más
sensibles al estrés y tienen altas pro-
babilidades de haber heredado un
rasgo de ansiedad.

No toda ansiedad es igual. Algunas personas la sienten como una reacción puntual; otras, como un estilo de vida. Este artículo explora la diferencia entre ansiedad-rasgo y ansiedad-estado, y por qué entenderla puede ayudar a tratar mejor el malestar.

¿Qué es la ansiedad-rasgo?

La ansiedad-rasgo se refiere a una tendencia estable en la personalidad: una forma habitual de interpretar el mundo con aprensión, alerta y sensibilidad al peligro. No depende de una situación concreta, sino que forma parte del estilo emocional de la persona. Quienes presentan este rasgo tienden a anticipar amenazas, a sobreinterpretar señales de riesgo y a vivir con una sensación constante de inquietud.

Este tipo de ansiedad puede estar presente desde temprana edad y suele influir en cómo se construyen los vínculos sociales, las decisiones de vida y la forma de habitar el cuerpo. Aunque no es un trastorno en sí mismo, la ansiedad-rasgo aumenta la vulnerabilidad a desarrollar trastornos de ansiedad en el futuro, especialmente si se combina con factores ambientales estresantes.

¿Y la ansiedad-estado?

La ansiedad-estado, en cambio, es una reacción emocional mas bien transitoria. Surge ante una situación concreta —un examen, una entrevista, una fobia específica— y suele desaparecer cuando el estímulo amenazante se retira. Es una respuesta adaptativa del cuerpo, que activa mecanismos de alerta para enfrentar el desafío actual.

Sin embargo, cuando la ansiedad-estado se vuelve muy intensa o frecuente, puede generar malestar significativo. En algunos casos, puede convertirse en un trastorno si no se regula adecuadamente o si se combina con una predisposición más profunda, como la ansiedad-rasgo.

¿Cómo se relacionan?

Aunque son distintas, ambas dimensiones tienden a influirse mutuamente. Una persona con ansiedad-rasgo elevada probablemente reaccionará con mayor intensidad ante situaciones estresantes (ansiedad-estado). Pero también puede ocurrir lo contrario: alguien con baja ansiedad-rasgo puede experimentar ansiedad-estado intensa si el contexto es suficientemente amenazante.

Estudios recientes confirman que la ansiedad-rasgo tiene componentes genéticos y temperamentales, mientras que la ansiedad-estado depende más del entorno y de la interpretación subjetiva de los eventos. El enfoque actual más aceptado es el modelo interaccionista, que reconoce que tanto los factores biológicos como los ambientales influyen en la aparición y evolución de los trastornos de ansiedad.

¿Por qué importa esta distinción?

Porque permite comprender mejor el malestar emocional y diseñar tratamientos más precisos. No es lo mismo tratar una ansiedad que surge ante un evento puntual que una ansiedad que forma parte del estilo de vida. Reconocer esta diferencia ayuda a evitar diagnósticos apresurados y a construir estrategias más acordes con la historia de cada persona.

Referencias

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